Hongos: el teléfono de los árboles
Hongos: el teléfono de los árboles
Los hongos silvestres son un medio de comunicación y transporte fundamental para el bienestar de los árboles. Su supervivencia no sólo supone una fuente segura de deliciosas setas comestibles, sino también la conservación de todo un ecosistema que debemos preservar.
Como aprendimos en anteriores publicaciones, es importante practicar una correcta recolección de las setas silvestres para asegurar la supervivencia del hongo en cuestión, favoreciendo así su reproducción. Sin embargo, la función de los hongos del bosque va mucho más allá de producir setas para saciar nuestro apetito. Estos seres vivos son un elemento clave en la conservación medioambiental del entorno.
Actualmente sabemos que los árboles se comunican entre sí mediante una compleja red subterránea de hongos micorrízicos. Estos hongos viven en simbiosis con las raíces de los árboles, intercambiando los minerales que obtienen del suelo por los azúcares que aquellos producen. Pero esto es sólo el principio.
Recientemente se ha descubierto que los árboles utilizan esta intrincada red como medio de comunicación y como medio de transporte. En otras palabras, que los árboles son capaces de usar a los hongos para enviar señales de alerta o nutrientes a sus congéneres, a modo de 'teléfono' o de 'autopista'.
En momentos de peligro, estos se valen de dichos sistemas subterráneos para enviar mensajes. Así, un árbol que esté siendo atacado por plagas, enfermedades o sequías, es capaz de poner en alerta a sus vecinos y prevenirlos para que estos generen las defensas necesarias que les permitan salvar el problema.
Por otro lado, los árboles que se hallan en zonas ricas en nutrientes también pueden usar a los hongos para compartir carbono u otros elementos con otros árboles ubicados en zonas más empobrecidas. Por ejemplo, en la costa oeste de Estados Unidos se ha estudiado la relación establecida entre abetos y abedules a lo largo del año. Mientras los abedules envían alimento a los abetos en verano, los abetos devuelven el favor a los abedules en otoño, compartiendo sus excedentes de carbono a través de esta 'red fungi'.
Aunque esta cooperación se puede dar entre árboles de distinto tipo, suele ser más habitual entre miembros pertenecientes a la misma especie. A menudo, los árboles más viejos y fuertes transmiten sus nutrientes a los árboles más jóvenes y débiles, demostrando que el mundo vegetal no es tan distinto del mundo animal.
Este intercambio de recursos se produce de forma general en todo el bosque. Por ello, cuando los leñadores, los incendios, los recolectores furtivos o el cambio climático deterioran esta red de comunicación entre árboles y hongos, el ecosistema del bosque empeora y la supervivencia de los seres vivos entra en peligro. Un árbol incomunicado no podrá prevenir con antelación los riesgos que le acechan, ni será capaz de recibir nutrientes adicionales cuando estos escaseen en su entorno. Por tanto, un bosque sin hongos acabará convirtiéndose en un bosque sin árboles, un bosque sin vida. En conclusión, nunca más será un bosque.
Cabecera: teléfono fungi, Breezco Studio (breezco.tumblr.com).
Imagen 1: madre seta con sus hijos, Edward Okun (biblioklept.org).
Imagen 2: el lenguaje secreto de los árboles, Project Earth (youtube.com/projectearth).
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